Es más bien poco original recomendar vivamente la lectura de un grande de la novela como es Marías y a la vez resulta muy osado que alguien como yo pretenda hacer algo que se asemeje a una reseña de este libro. Cada nuevo libro de Javier Marías es siempre un evento para la legión de seguidores de este escritor madrileño de carácter más bien avinagrado. Soy de los que espera ansioso poder comprar el libro todavía con olor a tinta y sin darle tregua para que se seque el papel, entregarme a su lectura. Lo reconozco, sigo este escritor desde sus ya lejanos inicios literarios, y su obra me ha acompañado en mi itinerario vital. Le guardo una fidelidad casi absoluta como la tengo con pocos autores. Diría que he leído toda su producción desde la obra de juventud Los dominios del lobo, hasta hoy, tanto las novelas como las recopilaciones de artículos, género en el que no tiene, creo, la excelencia que alcanza en el arte de la ficción, y donde evidencia un tono displicente, aristocrático y gruñón que, tal vez, aleja a alguna gente de sus libros. No es mi caso. Tampoco toda su obra narrativa mantiene el mismo nivel y lógicamente hay ciertos altibajos, aunque siempre de gran interés y de lectura plenamente justificada. Difícil mejorar El corazón tan blanco. Quizás su trilogía monumental Tú rostro mañana, significó una inflexión hacia una prosa menos fluida y más farragosa, cargada de elementos autorreferenciales, que recordaban las influencias de su apreciado maestro Juan Benet. Con Los enamoramientos recuperó creo su mejora prosa, que continúa con esta última novela que acaba de publicar. Su estilo y prosa literaria, son siempre inconfundibles.
En Berta Isla (Alfaguara, 2017), Javier Marías retoma temática y recupera personajes de varias de sus novelas. Es la historia de una espera, la evidencia de cómo azar puede condicionar todo el futuro de nuestra trayectoria, la descripción de profundas historias de amor que ni los avatares ni el paso del tiempo borran, de cómo establecemos lealtades insobornables más allá de toda lógica y razón, sobre el desgaste físico y emocional que nos causa el paso del tiempo … Como siempre en la obra de Marías lo más relevante y de mayor interés no es la trama de la historia, no es la estructura argumental que utiliza, sino la capacidad de reflejar aspectos cruciales de la aventura de vivir, de manera detallada, casi microscópica, con una prosa cautivadora y apasionada, envolvente, que desearíamos que se alargara hasta el infinito. No esperamos el desenlace de sus historias porque quisiéramos instalarnos en ellas para degustar sus detalles de manera lenta y reiterada. En la literatura de Marías, como quizá también en la vida, lo más interesante y significativo no está la llegada, sino en el tortuoso camino que vamos haciendo, aunque no sepamos muy bien dónde nos lleva. Una novela que a pesar de su longitud se hace leer de un tirón y que contiene pasajes emocionantes. En fin, léanla. Me lo agradecerán.