Cada vez cuesta más escribir y hablar de la política catalana. Hay una reiteración en los caminos por los que se había transitado, una repetición de eslóganes poco creíbles, el recurso a conceptos gastados y el dibujo de unos escenarios de más que dudosa probabilidad. Parece que haya una Cataluña que vive una realidad compleja, contradictoria y que intenta encontrar maneras de salir adelante, y una Cataluña ensimismada con un Proceso que se ha convertido en una forma de situarse en la posrealidad. Este último país, es el que domina el espacio de comunicación, el que escribe el relato, mientras que la otra vive al margen, como si no hubiera más salida que desconectar. No hay diálogo entre estas dos Catalunyas, hay aceptación, tolerancia y respeto, aunque esto último no siempre. Lo que hay son muchos silencios, mucho cambiar de tema, porque hay sectores, no sé si pequeños o grandes, que exhiben un fanatismo que intimida. Sólo hay que hacer algún comentario crítico sobre la situación, o afirmar que estamos en un bucle que no lleva a ninguna parte, especialmente si tienes el atrevimiento de hacerlo en las redes sociales, para notar que la «revuelta de las sonrisas» es sólo un eslogan, y aún no muy afortunado.
No me significa esfuerzo reiterar la legitimidad del independentismo e incluso afirmo que los gobiernos españoles se han empecinado para que a mucha gente de este país se le acabara la paciencia y creyera que ya era hora de romper la baraja. Lo que quizá no es tan justificable, es una clase política que nos ha puesto a todos en un laberinto sin salida que está teniendo funestas consecuencias. La política debe tener dosis de utopía, pero especialmente sentido de responsabilidad. No se pueden generar falsas ilusiones y menos vender y seducir la ciudadanía con proyectos y promesas que no se podrán cumplir, al menos a corto plazo. Duele especialmente como se ha utilizado de manera falsaria el independentismo, por parte de algunos sectores políticos la patria de los cuales no ha sido nunca mucho más que su bolsillo y sus privilegios. Artur Mas intentó fascinar a las élites económicas del país y a sus clases medias y acomodadas, en que ahora tocaba convertirse al soberanismo, para surfear y manipular a su servicio el movimiento de masas que el descontento del país estaba configurando. Pero Mas no era Ariadna que se introdujo en el laberinto con un hilo para disponer siempre de un itinerario de salida. Se creyó el papel mesiánico, y el resultado es un país donde la crisis se ha hecho pagar, más que en ninguna parte a los trabajadores y los sectores sociales con más precariedad, mientras el ejercicio formal del Gobierno ejerce poco más que de oficina de propaganda.
Parece que las fuerzas económicas y los sectores acomodados se les está acabando la paciencia, y manifiestan, más en privado que en público, que quizás ya es hora de que se ponga fin a tanta incertidumbre y a tan poco sentido de la realidad. El Gobierno español, finalmente lo ha entendido, y hace algunos gestos que no van mucho más allá que templar los ánimos, pero que en política algo valen. El independentismo que siempre se había quejado, con bastante razón, de la falta de diálogo por parte española, ahora que la formulan, se ponen notoriamente nerviosos, doblando la apuesta para volver a la dialéctica del choque de trenes. Entre los catalanes, unos negándose a habla de financiación o teatralizando una nueva convocatoria de referéndum, o los otros escenificando una patética quema de fotos del rey. Sólo gestos de confrontación, de no ir a ninguna parte. Un país serio no se puede gobernar con el «modelo CUP» de hacer política. Más pronto que tarde los que de verdad cuentan en la sociedad catalana, decidirán cortar con este matrimonio de conveniencia y dirán que ya basta, que hasta ahí podíamos llegar. Espero que algún día la izquierda independentista de este país se acabe dando cuenta de lo muy útil que habrá resultado a los sectores dominantes, para que hayan podido continuar siéndolo. Habrán sido notoriamente instrumentalizados, justamente para que no cambiara nada.