La literatura de viajes suele reflejar las historias de amor y desamor de algunos escritores con determinados paisajes y con algunos territorios. El viajero, que no turista, se suele dejar llevar y en su caso seducir por aquello diferente y extraordinario que, mirado sin prejuicios, suele tener todos espacio geográfico y su adecuación humana. Nooteboom es un muy reconocido escritor de viajes, ámbito por el que ha recibido varios honores internacionales. A su nivel y calidad literaria indiscutible, este escritor holandés añade una inmensa capacidad para captar lo que de particular, de singular y único tienen cada territorio y cada sociedad. Es una aproximación sutil, sin ideas preestablecidas y sin los prejuicios y actitudes de superioridad que a menudo nos acompañan a los europeos cuando observamos los países atrasados. Casi se disculpa por interferir en lugares donde el equilibrio natural y humano es ancestral, pero precario. Hay respeto, capacidad de observación y estima hacia todo lo que es diferente. Una prosa elegante y precisa, poco dada al barroquismo preciosista de lo que hacen gala algunos reputados viajeros. El paisaje entendido como la fusión inseparable entre la naturaleza y los grupos humanos, las culturas que se han desarrollado. Cees Nooteboom es un gran escritor, que ha tocado y bien casi todos los palos de la literatura. Poeta, dramaturgo, novelista, ensayista y traductor. Un intelectual europeo de primer orden, que ha hecho justamente de la reflexión sobre el europeísmo y el nacionalismo uno de sus ejes de interés literario. Traducido a una veintena de idiomas, es un gran conocedor y traductor de literatura catalana y española.
En El azar y el destino. Viajes por Latinoamérica (Siruela, 2016), se recogen varios itinerarios en momentos diferentes de su vida por el continente americano. Conoció estos inmensos y variados territorios a partir de sus viajes de joven en Surinam -las Antillas holandesas-, a partir de las cuales se interesó y desplazarse por Bolivia, Chile, Argentina, Brasil, México, Colombia… Hay viajes de juventud hechos con medios escasos y viajes de madurez volviendo a los mismos caminos. Habla de lugares y personas fascinantes, reflejadas de manera conmovedora e intensa con una escritura cargada de vivencias y por reflexiones profundas, pero nunca sin carga de trascendentalismo ni de pretensiones aleccionadoras. Sin duda un viajero sensible que se deja seducir por América Latina, con quien vivirá una historia de amor continuada y con visitas constantes que siempre le conmueve y le abruman. Le llaman especialmente la atención los sonidos y los colores de este continente, pero también su capacidad para la violencia. Hay relatos cortos de urgencia y otros bastante más largos y profundos. Para mi gusto, difíciles de mejorar las descripciones de Bolivia o del sur de Chile. Un libro delicioso que nos induce a intentar seguir siendo viajeros, que no turistas.