Este es un libro imprescindible para todos aquellos a los que preocupa el tema de la desigualdad económica y social, así como su progresión continuada en las últimas décadas. Habla de la lógica (?) capitalista que concentra buena parte de la renta en el 1% de las élites dominantes, pero trata y eso sí que es más novedoso, de cómo el 99% restante en sus prácticas más cotidianas y convencionales, también contribuye a generar desigualdades. El hecho de estar en contra en relación a las «grandes» desigualdades que genera el capitalismo globalizado y desregulado actual, puede ser compatible -y de hecho lo es- con la defensa de los «pequeños» privilegios y los derechos adquiridos que contribuyen a una mayor segregación. Nos repugnan los grandes patrimonios y las formas como se han acumulado, pero huimos de los que son más pobres que nosotros y, a menudo, los culpamos de irresponsables y de saqueadores del estado del bienestar. Todo el que puede (acomodados, clases medias …) optan por vivir en barrios segregados, poblados de gente social y culturalmente afín, y lejos de pobres, excluidos y extranjeros a los que, para disculparnos de nuestra bajeza, los estigmatizamos calificándolos de peligrosos. La elección de la escuela para nuestros hijos, en nombre de proporcionarles un buen futuro, suele ser uno de los actos de segregación más importante, que deja en mal lugar el mantra de la igualdad de oportunidades. ¡No rehuimos a jugar con ventaja!
François Dubet es un intelectual francés de mucha significación, que ha reflexionado y razona sobre los fallidos intentos de integración y de cohesión de la multicultural sociedad francesa, poniendo en evidencia que los grandes principios que solemos blandir y las apuestas que solemos hacer a pequeña escala entran a menudo en abierta contradicción. Sociólogo especializado justamente en el mundo de la educación, analiza el papel de ésta en la segregación social y en la conformación de unos valores de competencia que acaban con la necesaria noción de fraternidad y que impiden tejer vínculos de solidaridad necesarios si queremos acabar con el actual nivel de desigualdad. A ¿Por qué preferimos la desigualdad? (aunque digamos el contrario) (Siglo XXI, 2016), Dubet plantea la urgencia de afrontar volver dar contenido a términos como democracia, igualdad o cohesión social, ya que han sido vaciados de sustancia y se han convertido en términos muy grandilocuentes, mientras practicamos o justificamos el fraude y la evasión fiscal de los que tienen recursos y estigmatizamos los más débiles, culpabilizamos las víctimas. Se han desmantelado, desde los años ochenta, los pilares de la solidaridad y de la integración social: el trabajo, la educación, las instituciones políticas… Los individuos nos sentimos solos y desconfiamos tanto de los demás como del sistema en su conjunto. La apuesta de Dubet, que debería ser la nuestra, no es la nostalgia reaccionaria de un mundo perdido, sino una repolitización que genere confianza y sentido de sociedad.