Bernard Maris. Houellebecq economista

Detrás de este título aparentemente extraño, hay un libro de ensayo delicioso que recorre por las reflexiones que sobre la economía y la sociedad que hay en la obra literaria de Michel Houellebecq. Estamos ante un itinerario preciso por las páginas de uno de los escritores más controvertidos en los últimos años, pero al mismo tiempo de los más interesantes, para hacer aflorar los puntos de vista sobre el capitalismo y la hegemonía del mercado en el mundo contemporáneo por parte de uno de los intelectuales más sugerentes que tienen Francia y Europa en la actualidad. A pesar de su apariencia estrafalaria, hay en Houellebecq un analista social de una gran profundidad, complejo y sutil, si se es capaz de ir un poco más allá de la imagen pública de escritor misántropo y provocador. Desde Las partículas elementales, este autor ha pasado a formar parte de los creadores literarios de más altura, entrando siempre a plantear temas nada fáciles y desde perspectivas innovadoras y arriesgadas. Probablemente nadie mejor que él ha plasmado la soledad y abandono del individuo contemporáneo, en busca de la estima y la lucha contra el paso del tiempo en un mundo donde se ha mercantilizado absolutamente todo, incluso los sentimientos. El comportamiento y la estética pública del novelista te pueden caer como el culo, pero si se rebasan las formas sórdidas y frikis del personaje detrás del cual se protege Houellebecq, estamos ante un escritor brillante en el fondo y en la forma de lo que plantea. Plataforma, La posibilidad de una isla, El mapa y el territorio, Sumisión, y también su poesía, han creado un universo literario de gran altura y muchos lectores que se han pasado con armas y bagajes al “houellebecquismo”. El autor de este ensayo que recomiendo, era sin duda uno de ellos.

Bernard Maris era un reputado e iconoclasta economista francés que murió asesinado hace un año, en el ataque terrorista a la redacción del semanario satírico Charlie Hebdo, donde colaboraba con el seudónimo «Tío Bernard» y del que había sido director adjunto. Houellebecq economista (Anagrama, 2015), es el último libro que publicó en Francia con vida. Lógicamente, más que un libro estrictamente de economía, es una miscelánea del pensamiento social, político y económico que recoge en la obra punzante y poco complaciente de su admirado novelista, al que considera uno de los intelectuales que tiene una comprensión más globalizadora del mundo capitalista. Y lo hace leyendo de manera atenta, presentando los argumentos más desencantados del escritor -actitud pesimista que sin duda comparte- y lo hace con el mismo humor corrosivo de Houellebecq. Reivindica la profundidad del pensamiento de éste, además de reivindicar la ficción como una gran manera de aproximarse al entendimiento de la sociedad, a menudo bastante mejor que leyendo a historiadores, sociólogos o economistas. Como muy bien lo define Maris, si el sufrimiento en los personajes de Dostoievski va ligado a la muerte de Dios, en los personajes de Houellebecq surge de la violencia incesante del Mercado. Un mundo de insatisfacción permanente, donde se aumentan los deseos hasta donde son intolerables e inaccesibles. La insaciabilidad de los consumidores, genera una sociedad con un marcado carácter infantil. El mundo moderno, afirma, es un mundo de juguetes. El liberalismo económico, no sería sino la ampliación del campo de batalla a la totalidad de la vida.

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