Jordi Amat. El llarg procés

Estamos ante un libro que, publicado en catalán es de gran interés para todos aquellos interesados en la historia intelectual y política del catalanismo hasta llegar a la hegemonía independentista dentro del campo nacionalista de nuestros días. Un recorrido que va desde la colaboración con el levantamiento franquista durante la Guerra Civil de algunos representantes relevantes del catalanismo -Cambó, Estelrich, Ventosa- que tenían la vana pretensión de que su «colaboracionismo» les permitiera salvar algo de la cultura catalana en los años de plomo que vendrían, hasta la explosión soberanista de los últimos años, pasando por las décadas de predominio del posibilismo pujolista dentro de un campo catalanista escindido entre el nacionalismo derechista y de raíz católica, y el catalanismo laico y progresista que quien mejor simbolizó y representó fue Pascual Maragall. Un libro interesante, ya que pone en cuestión el relato dominante en el campo catalanidad construido desde los think thaks y la intelectualidad pujoliana o post-pujoliana bien alimentada y promocionada desde las canonjías del poder autonómico, consistente en establecer un hilo conductor entre la resistencia cultural de base católica monserratina de los años cincuenta, la institucionalización del nacionalismo en la fase democrática y la frustración de los últimos años de la pretensión de catalanizar España que había constituido la finalidad última del nacionalismo catalán. Se sobrevaloran los gestos, bastante aislados por cierto, de los Jordi Pujol, Josep Benet y compañía, mientras se menosprecia el colaboracionismo de la Liga y de las clases medias catalanas con el franquismo, el papel del catalanismo popular, las aportaciones desde de la izquierda a la doctrina catalanista como fue la de Jordi Solé-Tura con Catalanismo y revolución burguesa, considerando que las preocupaciones sociales no hacen sino distraer a los catalanes del objetivo nacional y se pretende condenar al limbo de la historia las décadas de modernidad barcelonesa que encarna el municipalismo progresista de Maragall y el PSC.

Jordi Amat, colaborador habitual de las páginas de Cultura de La Vanguardia, ha escrito un libro muy notable, profundamente documentado y a la vez con puntos de vista que a pesar de ser claros destilan connotaciones bastante sutiles. En El llarg procés. Cultura i política en la Catalunya contemporània, 1937-2014 (Tusquets, 2015), se hace un recorrido por estos setenta y cinco años, para intentar retratar procesos y actitudes que vienen de lejos, contraposiciones que existen aunque la visión dominante las niegue, así como el detalle de algunas imposturas notorias. El libro va muy a fondo en algunas cuestiones muy concretas de la historia cultural y las relaciones entre intelectuales catalanes, utilizando alguna documentación inédita, ya que el libro es la articulación de una serie de monografías de investigación académica y erudita, las cuales han sido adecuadamente encuadradas y que cuentan con una esclarecedora introducción y, sobre todo, con un claro y contundente análisis final. Hay muchas Catalunyas y muchos relatos posibles de la reanudación de la normalidad cultural, después de una guerra civil y un Franquismo, con los que, curiosamente, una parte significativa del catalanismo colaboró ​​de muy buen grado. Había y hay un nacionalismo que convierte el discurso nacional en una manera de obviar, en un sustitutivo de los problemas y conflictos sociales. Quien día pasa, año empuja. Como en las películas de policías y ladrones, ante la duda de quién es quién, no hay más que «seguir el dinero».

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