No deja de resultar paradójico, que cuando se cumplen 25 años de la caída del muro de los muros, el de Berlín, sean tantos los países que construyan sofisticados pero evidentes muros para delimitar sus fronteras. Unos muros la mayoría de los cuales son de forma elocuente materiales y físicos, pero que sobre todo actúan en el terreno de lo que es simbólico. Llama la atención, que justamente cuando se ha impuesto la globalización, la mundialización de las mercancías y los capitales, pero también de las pautas de comportamiento; cuando se han impuesto los poderes transnacionales frente al poder del Estado-Nación y la conectividad es global, proliferen tantas barreras físicas que, de hecho, pretenden actuar en el campo de lo imaginario construyendo barreras mentales. Una vez la soberanía de los Estados ha sido diluida y fracturada por múltiples bandas, parecería como si las naciones pretendieran hacer una demostración de soberanía que no tienen. Una especie de gesto teatral, que a pesar de sólo ser esto genera numerosas víctimas y mucho sufrimiento entre los que insisten en superar barreras mentales y materiales.
En Estados amurallados, soberanía en declive (Herder, 2015) Wendy Brown reflexiona sobre la relación inversa entre muros y soberanía en una época en que la distinción entre interior y exterior sobre lo que se ha fundamentado siempre el concepto de soberanía, ya no es muy clara y ha mudado en su significado. La penetración se habría convertido en norma y la disyuntiva que tiene planteada hoy el mundo es entre administrar y democratizar estas entradas, o bien negarlas e instrumentalizarlas de manera violenta que, de hecho, es lo que se hace. Wendy Brown es una reconocida profesora de Ciencias Políticas en el campus de Berkeley de la Universidad de California, desde donde ha reflexionado y escrito de manera crítica sobre el liberalismo y sobre la dilución del poder y los cambios experimentados en los sentidos de identidad. Con una mirada científica desde una posición feminista, ha evaluado los roles de la feminidad y la masculinidad en relación al ejercicio del poder. Para ella, el problema principal que plantea el neoliberalismo es la mercantilización generalizada de todos los ámbitos de la vida y la transformación de los ciudadanos en consumidores (con grandes desigualdades entre ellos), en una apuesta orientada a la despolitización y la desdemocratitzación. En este contexto, los Estados habrían perdido su soberanía en el sentido clásico, imponiéndose una pseudosoberanía dominada por los mercados financieros globales. Los muros serían la evidencia de la frustración, dolor inútil en un intento de visualizar unas fronteras que de hecho y especialmente en muchos ámbitos ya no existen. Libro magnífico, imprescindible, como la mayoría de los que se publican en esta colección de Pensamiento de la editorial Herder que dirige Manuel Cruz.