Haruki Murakami. Hombres sin mujeres

Desde Tokio Blues, me reconozco casi un incondicional de Murakami. Pocos escritores contemporáneos han construido un universo tan personal, un mundo propio habitado por individuos aislados y solitarios, tan carentes de interacción social y de afectos. El hábitat literario de este autor japonés resulta una metáfora bastante elocuente de los tiempos en que el individualismo extremo nos ha llevado a un mundo en el que rodeados de ruido y actividad compulsiva, sólo los silencios y los pequeños gestos parecen indicarnos alguna significación. Ser autor de éxito, no parece haber hecho mudar mucho a Murakami, fiel a sus obsesiones y sus rituales, en la inevitabilidad del desencuentro que sigue al amor, a individuos que sobreviven desnortados ya la multitud de guiños musicales, literarias y cinematográficas que siempre están presentes en sus obras. Un libro de relatos, que no quiere decir un libro menor, sino una obra coral sobre un eje común.

En Hombres sin mujeres (Tusquets, 2015), encontramos el mejor Murakami en siete relatos que, aunque argumentalmente diferentes, están encadenados por una temática común, que tiene que ver con la soledad que precede o sigue a la relación amorosa. Todos tienen como protagonistas a hombres que se sienten perdidos e indefensos por desencuentro en relación a mujeres que o bien los han abandonado o han vivido una relación que no les ha permitido superar su carácter de extraños. Historias interrumpidas o que no se han convertido nunca en plenas, siempre presididas por la imposibilidad de establecer comunicación entre personas que son, por definición, extrañas a los demás ya sí mismas. Amores atormentados y amores no correspondidos. Aunque el protagonismo del libro parecen tenerlo los hombres, en realidad es un libro centrado en las mujeres las que, siempre misteriosas, entran de manera repentina en la vida de los hombres para acabar desapareciendo, dejando una marca imborrable y la sensación de la imposibilidad de entenderlas y menos aún de poseerlas más allá del acto amoroso. El amor no es más que una tentativa, un recuerdo que se torna en desamor. Un libro magnífico, poco recomendable a aquellos que ya se sientan muy solos.

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